
Cómo piensa la gente sobre economía
Con mi pre-jubilación, este blog cambia de temas. A partir de ahora, mi intención es entender mejor el mundo. Tengo un plan de lectura preparado, y voy a ir colgando los resúmenes de lo que voy aprendiendo. Empezamos con economía y psicología evolutiva.
Asumimos normalmente que los conceptos sobre economía que tiene el pueblo llano -me refiero a la gente con el nivel de formación entre medio y bajo -, se desvían de la economía académica debido a la ignorancia o al uso de falacias para extraer conclusiones. Según Pascal Boyer, antropólogo, y Michael Bang Petersen, politólogo (y ambos psicólogos evolutivos), esto no es así. Lo explican en el artículo How People Think about the Economy.
La razón por la que las creencias populares no coinciden con las académicas se debe a que nuestro cerebro utiliza procesos de deducción inconscientes que se han formado durante la evolución de nuestra especie. Estas creencias explícitas tienen, además, influencia sobre las elecciones políticas, lo cual explica (y esto son mis palabras, no las de Boyer y Petersen) por qué hay fachapobres, gente con pocos recursos que vota sistemas políticos que les perjudican, y el auge en toda Europa de los rojipardos, una rama del fascismo que mezcla xenofobia con demandas aparentemente de izquierdas.
Estos procesos de deducción inconscientes se originaron para solucionar problemas de adaptación que enfrentábamos hace cientos de miles de años: 1) cómo tiene que ser un intercambio de bienes (comida, herramientas) para que sea justo, 2) con quién puedes intercambiar bienes de forma fiable, 3) con quién unirte para conseguir tus objetivos (coaliciones), y 4) qué es tuyo, y qué es del grupo. Estos cuatro problemas modelan nuestra intuición sobre la economía moderna, pero se originaron en grupos pequeños, de menos de cien personas.
Esto no es una explicación de cómo deberían ser las cosas, es una descripción de cómo son. Ni implica que las creencias lleven a resultados mejores o peores, ni para qué grupos. Es una constatación de que la gente normal no piensa como economistas.
¿Qué ejemplos ponen Boyer y Petersen sobre este tipo de intuiciones?
- El comercio internacional es malo, porque es un juego de suma cero. Lo que no producimos en casa no nos beneficia.
- Los inmigrantes nos roban el trabajo porque el pastel de trabajo a repartir tiene un tamaño fijo.
- Los inmigrantes se aprovechan de nuestros servicios sociales porque no se merecen recibir beneficios sociales si no contribuyen (contradictorio con el anterior, pero es importante saber que las creencias populares en economía pueden ser contradictorias entre ellas sin crear problemas en el creyente).
- De los servicios sociales se aprovechan también vagos y maleantes. Curiosamente, esta creencia varía dependiendo de si conoces a la persona que recibe el beneficio.
- Los mercados producen malos resultados para la mayoría de los participantes. No se ve el mercado como un lugar de intercambio de bienes, sino como una lucha entre actores con poderío muy diferente.
- Tener el beneficio económico como motivación es malo para el bienestar general.
- El trabajo es la verdadera fuente de valor, es decir, el valor de un bien se mide por cuánto trabajo se ha aplicado.
- La regulación de precios funciona (sea de alquileres o salarios).
Muchas de estas intuiciones se pueden encontrar tanto en la ultraderecha como en la izquierda, y el que sea produzcan de forma amplia y repetida explica su origen intuitivo. En el artículo de Boyer y Petersen se puede ver qué estudios respaldan cada caso. Son mecanismos automáticos, inconscientes y que producen resultados que no incluyen una explicación de los pasos que han llevado a tal conclusión.
Eso no quita que no se reflexione sobre estas intuiciones y se produzcan pensamientos más elaborados, matizando o explicando las intuiciones. Las creencias económicas populares son el resultado de estas reflexiones, que tienen en cuenta las informaciones económicas a las que se tienen acceso, y las intuiciones básicas mencionadas. Puede dar lugar a contradicciones, pero la falta de detalles en la explicación las permite.
Son creencias culturales, lo que significa que las comparte mucha gente y se transmiten compartiendo ideas. Evolucionaron cuando no había medios de comunicación modernos, ni vivíamos en ciudades y conocíamos a los miembros de nuestro grupo. Nos permitía detectar gorrones (free-riders), y saber de quién fiarnos en los intercambios.
Esto, y estas conclusiones son mías, explica algunas cosas que han ocurrido en los últimos años: ¿por qué el Trumpismo se ha vuelto anti-comercio? Porque han visto que su base de votantes podía crecer enormemente. Antes, la derecha era pro-libre comercio, y era más difícil de vender esta idea entre los pobres. ¿Por qué la propaganda tan intensa contra la inmigración? Por las mismas razones. Incluso el anti-elitismo (la maravilla de hacer creer a las bases del Trumpismo que están contra las élites millonarias, idea promocionada por el hombre más rico del mundo) se ha hecho aprovechando que esta idea se apoya sobre una intuición básica encastada en nuestro cerebro paleolítico. Las redes sociales han conseguido el resto.
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