¿Por qué esta web?

En los últimos decenios ha habido avances impresionantes en el desarrollo rural, la lucha contra el hambre y la desnutrición. No íbamos mal. Sin embargo, en los últimos años ha habido retrocesos, en parte debido a la COVID19 y al aumento de los conflictos, pero también a que una parte de la erradicación del hambre se ha mostrado irreductible, especialmente en África. Hay “fatiga del donante”, una especie de perder la paciencia en el sector de la cooperación cuando las cosas no avanzan. Cuando ocurre, se buscan soluciones mágicas, sobre todo tecnológicas, o se cambia de sector por si se dan mejores resultados haciendo otras cosas.

Al mismo tiempo, el sistema alimentario mundial está cambiando rápidamente. La urbanización avanza, aparecen nuevas formas de producir comida: carne cultivada o plantas que la imitan, levaduras que producen proteínas o granjas verticales que pueden cambiar por completo el sector en un decenio.

Esta aceleración hace que una parte del sistema se tecnifique rápidamente, mientras que cientos de millones de pequeños agricultores siguen con sistemas de producción rudimentarios y rendimientos bajos, sin que se sea suficiente la inversión para ponerle remedio. Tres cuartas partes de la población pobre en los países en desarrollo vive en áreas rurales.

Hay un exceso de discusiones y un déficit de acciones: se multiplican los foros, webinars y conferencias, mientras se ignora un problema fundamental: la falta de capacidad de hacer cosas, tanto por parte de los gobiernos como de las ONG, y en el caso de los gobiernos incluso empeora.

Pero hay debates necesarios: cómo cambiar la dieta para reducir las emisiones de carbono, a la vez que mantenemos los medios de vida de quienes viven de la ganadería. Cómo reducir el exceso de fertilizantes y garantizar comida para diez mil millones en 2050. Cómo conciliar el mantenimiento de la biodiversidad con la necesidad de usar más tierras de cultivo, si la productividad no aumenta. Si consumir comida de kilómetro cero, evitar el desperdicio alimentario o la agroecología sirven para mejorar las cosas.

En estos debates las posiciones extremas nos impiden ver los matices. Mi intención en www.estatera.org es compartir conocimiento sobre el desarrollo rural y los sistemas alimentarios, pero también matizar ideas.  Este sector no ha sido ajeno a las guerras culturales actuales, lo que hace que muchas visiones sólo tengan en cuenta una de las caras de la moneda. El desarrollo rural es complejo y, al igual que en la agricultura, no hay verdades absolutas ni soluciones mágicas.

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