En el post inaugural en www.estatera.org hablaba de algunos cambios que van a ocurrir en el sistema alimentario mundial en el próximo decenio. Un ejemplo flagrante se ha hecho público estas últimas semanas en Finlandia: el equipo de VTT, una empresa pública de investigación, acaba de desarrollar la que dicen es la primera producción de café a partir de células cultivadas (artículo aquí).
No hay ninguna duda de que se trata un gran avance de la ciencia, y de que Finlandia tiene derecho a producir su propio café si así lo deciden, dado que están entre los mayores consumidores del mundo. Pero lo que no deberían decir es que esta innovación puede ayudar a hacer el café más sostenible.
El café tiene una huella de carbono considerable. En este artículo de Henk van Rikxoort et al miden la huella de carbono en una muestra de países de América Latina. Las mediciones van desde unos 6-7 Kg equivalentes de CO2 por Kg de café pergamino en los policultivos, a entre 9-10 Kg en los monocultivos. El stock de carbono almacenado si se trata de café de sombra puede llegar a ser muy alto, lo que compensa en parte las emisiones del cultivo.
En este gráfico puede compararse la huella de los diferentes sistemas con su capacidad de almacenar carbono:
La clave de la discusión, tal como mostré en el video sobre comida de Km0, es el derecho que tienen los pequeños productores de los países pobres a utilizar su escasísima huella de carbono como les dé la gana.
Ciento veinticinco millones de personas viven del cultivo del café, según Fairtrade International.
Esta es la comparación de la huella de carbono entre un país productor de café, como Guatemala, y Finlandia (datos per cápita, de www.ourworldindata):
Aunque el esfuerzo de Finlandia por bajar su huella de carbono es encomiable, que no venga a decirnos que va a salvarnos de la huella de carbono de un pequeño productor de café en Guatemala.
Esto nos lleva a la siguiente reflexión, de la que hablaremos más adelante: ¿cómo disminuir la huella de carbono en la agricultura sin lesionar los derechos de los pequeños productores? ¿Pueden contribuir los pagos por servicios ambientales a una solución?
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